La población se está sensibilizando de que el futuro de la humanidad dependerá de un modo u otro de los dispositivos inteligentes. Prueba de ello es que el modo educativo se encuentra en pleno proceso de transformación, a un ritmo más lento de como debiera, por tristeza, es lo que está pasando.
El desarrollo de la robótica es imparable, pero en muchos estados, como es el caso de España, está siendo lastrado por la carencia que encuentran las compañías a la hora de contratar trabajadores cualificado para incrementar sus plantillas. El dato apunta a que algo menos de la mitad de las empresas europeas experimentan apuros para incorporar personal en TIC.
El reto es revertir urgentemente dicha actitud e impedir que nos quedemos rezagados tecnológicamente por no haber sido capaces de facilitar a los alumnos de métodos en programación y robótica.

Parece que hay consenso en que, una de las claves más esenciales, es dotar a los jóvenes de conocimientos mediante una educación STEAM, aportando técnicas que aumenten su creatividad y herramientas que impulsen las competencias inherentes de trabajar en agrupación. Para obtenerlo, los estudiantes precisan utilizar los conocimientos adquiridos, del mismo modo que guiarles para que encuentren ellos las soluciones a sus errores por medio de un sentido crítico.
Responder esta interrogación precisa tener en cuenta previamente sobre si los que tienen la responsabilidad de desarrollar una estrategia educativa capacitado, son sabedores del indeterminado futuro al que nos afrontamos. ¿Manifestarlo en voz alta es ser catastrofista? Ahora os enseñamos unos datos…
Mckinsey & Company, una de las consultoras de mayor prestigio a nivel mundial, prevé que para el 2030, hasta 375 millones de personas en el mundo perderán su puesto de trabajo como consecuencia de la automatización. Según el Foro Económico Mundial, el 65% de los escolares que se están estudiando en este momento Primaria ejercerán en puestos de trabajo que en la actualidad aún no se han inventado.
Lo único que sabemos a ciencia cierta es que el mercado laboral se va a resquebrajarse beneficiando a los que consigan adaptarse a un escenario fluctuante que va a andar en torno a la evolución digital, la robótica y la elaboración de programas. Por ello es especialmente interesante aconsejar entre los jóvenes que seguir formándose a lo largo de su vida va a dejar de ser una práctica saludable, sino una parte más de nuestra vida laboral.
En la actualidad, en la comunidad de Madrid, los estudiantes llevan cursando robótica a partir de 1º de Secundaria desde el curso 2015/16, sin embargo, se acaba de pedir en la Asamblea de Madrid un plan para que se cuente la asignatura de tecnología, programación y robótica desde 5º de Primaria.
Desde luego sería un progreso más a la hora de acercar la ciencia y la tecnología a los alumnos. Desarrollar un modelo educativo en el que el alumno y el robot convivan, ayudará a la hora de incitar su interés en ellos e ir desarrollando habilidades.
Son muy variadas las posibilidades que encuentras en el mercado para aproximar la robótica a los niños mayores de 4 años. Y no únicamente para levantarlos y divertirse con ellos, sino que les permite programar con códigos de una manera intuitiva y ajustada para una edad tan prematura. Que los niños crezcan con naturalidad rodeados de pequeños motores, no debería de ser visto desde una óptica dispar a la de los juguetes con los que jugábamos en nuestra niñez.